sábado, 26 de abril de 2008

Maestro Páez

Concierto Fito Páez (Murcia)

20 - 4 - 2008




Hay música, canciones, artistas, que están más allá de lo estrictamente musical. Músicos capaces de transportarte a momentos ya vividos, a recuerdos que nunca se olvidarán y crear nuevos momentos que guardar directamente en el corazón como inolvidables.
Fito Páez es uno de ellos.
El artista argentino, nacido en Rosario, nos brindó a todas las personas que tuvimos la enorme fortuna de asistir a su concierto en Murcia el pasado 20 de abril, una fuente inagotable de sentimientos con capacidad más que suficiente para quedarse siempre con nosotros. Nos regaló un concierto íntimo, sincero, desnudo, apasionante y apasionado, un espectáculo de emociones sencillamente único.

A las 21:30 en punto apareció con puntualidad extrema el genio argentino para, tras ser recibido con vítores y entusiasmo colectivo, comenzar su concierto con “ Waltz for Margie”, un precioso tema instrumental de su último, y excelente, trabajo, “Rodolfo”. Tras este llegó el primer clásico de una noche repleta de ellos, la sublime “11 y 6” levantó los primeros suspiros, hizo caer la primera lágrima y consiguió atrapar por completo a un público entregado desde la primera nota.
Después Fito advirtió de lo “sui generis” del repertorio que había preparado. Quizás por ser la primera vez que actuaba en Murcia, el rosarino trajo un set list repleto de canciones emblemáticas, ni uno solo de sus mejores temas se quedó sin sonar en una noche mágica. “Recorreremos todos los trabajos que he publicado…que ya ni sé cuantos son”, comentó sonriente un Fito comunicativo, próximo, al que le ayudó, y de que manera, la cercanía de un público en el que se mezclaban un gran número de compatriotas entregados y otro montón de españoles dispuestos a descubrir a Páez o, como yo, para disfrutar una vez más de uno de los mayores genios que haya dado el rock en castellano.

“Eso que llevas ahí”, el mejor tema del brillante “El mundo cabe en una canción”, fue la tercera en sonar. Un tema redondo que, como ocurrió con todas la canciones, se adapta perfectamente en el formato de piano y voz con el que se llevó acabo todo el concierto, consecuentemente llamado “Fito Páez…a solas”.
Pero esa última frase no es del todo correcta ya que la compañía que tiene Fito con su piano es mucho más que eso, es una parte más de su voz, un método de expresión emocional, como quedó claro en la siguiente canción, la enorme “Tumbas de la gloria”, del disco al que más recurrió el rosarino, “El amor después del amor”, su álbum más emblemático y la verdadera cumbre de su carrera y, sin duda, uno de los trabajos más redondos que ha dado el rock en español.

Precisamente, la canción que da título a este disco, fue la siguiente y más que agradable sorpresa de la noche, un tema que se vuelve mucho más sensible en su formato acústico, y, aunque pierde fuerza sonora, gana muchos enteros en la parcela emocional. Además el argentino tuvo la genial idea de combinarla inmediatamente con la canción que la sigue también en el disco, “Dos días en la vida”, otro de los regalos inesperados del concierto. Canción excelente, letra inolvidable basada en la historia de Thelma y Louise, Fito supo darle el toque pop necesario para levantar las primeras palmas del rendido público.

Y como de sorpresas se trataba la noche, una más para continuar. “Esta es brava”, advirtió el rosarino. Y tanto, la espléndida “Detrás del muro de los lamentos” llenó la sala Miguel Ángel Clares de folclore latinoaméricano, especialmente peruano, en una interpretación brillante que terminó con todo el público ayudando con sus palmas a un Fito que, tras terminar la canción, felicitó diciendo que “lo hacen mucho mejor que en otros lugares donde deberían hacerlo perfecto”. De nuevo sonrisas y complicidad con el genio argentino.

“Después de estar arriba, lo mejor es estar abajo…como en la cama”, comentó sonriente el artista argentino que presentó de esta manera la preciosa “Nocturno en sol”, el otro instrumental de la noche, también de “Rodolfo”. Tras el, la auténtica sorpresa de la noche. “Esta canción hace mucho tiempo que no la toco. A veces me pregunto quien escribió temas como este, si realmente fui yo”. Pues si, maestro, fue usted el que compuso una canción tan emocionante como “Creo”, nueva canción de “El amor después del amor”, con el que los suspiros se multiplicaron por mil. Uno de los mejores momentos de la noche.

A continuación, Fito llamó a Coky de Bernardis, el guitarrista de los Killers Burritos, que cantó unos de los temas de su banda. Tras ella y aún con la compañía de Coky, llegó la muestra del Páez de los 80 con “Polaroid de locura ordinaria”, uno de sus grandes clásicos olvidados.
Aún recordando su época ochentena, Páez regaló la cantada “Giros”, una de las mejores canciones de su repertorio, que sonó tan robusta, preciosa y brillante como siempre.

Como ocurrió con “El amor después del amor” y “Dos días en la vida”, el rosarino unió “Giros” con “Ámbar violeta”, otro de sus primeros clásicos.
Fito decidió volver del pasado para ir al presente tocando la mejor canción de “Rodolfo”, la genial “El cuarto de al lado”, un tema que debería convertirse automáticamente en uno de sus clásicos, ya que tiene todo lo que se le puede pedir a una canción de Páez: una letra brillante, una interpretación vocal apasionada, un estribillo magistral y una melodía inolvidable. Si encimas pones en la pantalla del fono la letra de la canción pues tienes un gran y emocionante karaoke con el que redondear un momento mágico.

Tras ella llegó la que, para servidor, es la mejor canción de Fito Páez, “Al lado del camino”. Lo único que puedo decir es que sonó mejor de lo que yo soñaba que sonaría en directo. Emocionante. Grandiosa en su intimismo. Apasionada. Inolvidable.
“Ahora me voy a salir de la lista prevista”, advirtió Fito. Y lo hizo de la mejor manera posible, cantando “La rueda mágica”, una de las mejores canciones de pop rock que haya compuesto jamás el argentino. Con el recuerdo del maestro Charly García y del genio Andrés Calamaro (ambos participaron en la versión original del tema, que aparecía en “El amor después del amor”), Fito no necesitó más ayuda que su piano y voz para conseguir que todos termináramos cantando eso de “me fui de casa para tocar rock and roll”.

Coky volvió al escenario para ayudar a Fito con una efusiva “Circo Beat”, genial canción homónima de uno de los mejores discos de la carrera del rosarino. Con el público entregado a la parte más rockera de Páez, el rosarino agarró su clásica guitarra para tocar una salvaje, rabiosa y agresiva “Ciudad de pobres corazones”, ayudado por Coky. Y lo único que se puede decir de ella, es que es increíble la fuerza que puede salir de dos guitarras y una voz. Con el público en éxtasis, Fito volvió al piano para redondear la faena con una coreada “A rodar mi vida”, seguramente la mejor canción rockera del repertorio del rosarino. Momento inolvidable con un público entusiasmado cantando, muchos de ellos con la clásica vuelta a sus camisetas, “A rodar, y a rodar y a rodar mi vida, y a rodar, y a rodar, mi amor…”. Con todos a sus pies, Fito se despidió por primera vez del público murciano.

Con el público de pie gritando “Oé, oé, oé, oé, Fito, Fito”, el argentino volvió al escenario para ofrecer los bises. El primero de ellos fue una versión inolvidable y totalmente a capella de “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, una de las canciones más bellas de todo su repertorio.
Tras ella, la mejor sorpresa de toda la noche. “Ahora voy a tocar una de Sabina”. Gritos y aplausos se multiplicaron por cien, caras de sorpresa entre el público. Y así, sin apenas tiempo para reaccionar, Fito interpretó “Contigo”. Hay momentos que no se pueden expresar con palabras, y este es uno de ellos. Lo máximo que alcanzo a decir es que es, con diferencia, uno de los momentos más emocionantes que he vivido en un concierto.
“Es la primera vez que la toco”, confesó el rosarino cuando acabo la canción. Ojalá no sea la última.
Sin recuperarnos todavía de la emoción desbordada, Fito cantó su particular “Contigo”, su “Yesterday”, su “Aquellas pequeñas cosas”, su gran clásico, “Un vestido y un amor”. Con una de las mejores letras que se hayan escrito jamás en castellano y con una melodía que no puede aceptar otro calificativo que no sea inolvidable, el argentino regaló una vez más un momento para guardar muy dentro. Una canción que, se escuche donde se escuche, cuando se escuche o como se escuche, siempre, repito, siempre, emociona.
Tras ella, hizo acto de presencia la genial “Dar es dar”, otro de esos clásicos de Fito por los que merece la pena pagar una entrada. Con ella servidor se quitó una espina que tenía clavada desde el concierto que dio Fito en Cartagena en La mar de músicas. No la tocó, y para mi eso fue un gran olvido. Por fortuna, en esta ocasión el argentino no falló e interpretó, acompañado por todo el público, una de sus mejores canciones. “Dar lo que tengo, todo me da, da da da da da da”. Inolvidable.

Y llegó el punto final de la noche. “Ha sido una primera vez maravillosa”, dijo un emocionado Fito antes de tocar la imprescindible “Mariposa Tecknicolor”. Público en éxtasis, Fito en éxtasis, música en éxtasis. “Todos yiran y yiran, todos bajo el sol, se proyecta la vida, mariposa tecknicolor.”
Y tras ella los aplausos, los vítores, el agradecimiento de un Fito sincero, amable, genial.



Fito vino por primera vez a tocar en Murcia. Y convenció. Emocionó. Hizo lo que mejor sabe hacer de la mejor manera posible, con el mejor repertorio posible. Fito, como siempre, lo dio todo y regaló una de esas noches que están más allá de lo estrictamente musical. Un concierto capaz de transportanos a momentos ya vividos, a recuerdos que nunca se olvidarán. Una noche que se guarda directamente en el corazón como inolvidable.

Cuando Fito se fue no se alejó, llevó la voz cantante, llevó la luz del tren, nos mostró su destino errante y nos dejó, a todos, marcas en la piel. Lo único que espero es hacer realidad dentro de poco eso de “hoy solo te vuelvo a ver” y volver a disfrutar, como siempre, de un genio, el maestro Fito Páez.


(Dedicar esta suerte de crónica a las dos personas que me acompañaron al concierto. A la compañía masculina por, finalmente, amar la música argentina como yo lo hago, emocionarse con ella. Por demostrarme, aún hoy, lo que es la amistad día a días. La vida sin ti sería muchísimo menos felíz, así que esta vez permíteme que te grite yo eso de: ¡Bravo, Flaco!. Y a mi compañía femenina que decirle...que todos los momentos se mejoran si tú andas por ahí cerca, que no me imagino, ni interés tengo, un momento inolvidable sin tu sonrisa acompañando. Os quiero mucho a los dos y GRACIAS por estar SIEMPRE ahí, que no es poco.)


Ya que no tengo vídeos del concierto en Murcia, cuelgo un vídeo de la actuación de Fito en Madrid,cuatro días después, en un concierto del que se sacará un CD y DVD en directo y dos actuaciones más de distintos conciertos




(Al lado del camino - Madrid 24/4/2008)




(Un vestido y un amor)




(Mariposa Tecknicolor - Viña del mar 2004)

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