lunes, 28 de marzo de 2011

The Strokes - Angles




¿Recordáis la primera vez que escuchasteis a los Strokes? La aparición de su disco debut, "Is this it", supuso una revolución musical basada en el regreso a los orígenes del pop/rock más fresco y desenfadado. Todo en aquel trabajo era modelico y excitante, te volvía a recordar lo grande que puede llegar a ser la música y nos hicieron creer que el presente y futuro de los riffs dependían de ese grupo de adolescentes. El resto, es historia. Su segundo trabajo, "Room on fire" desarrollaba el discurso de su antecesor y, a pesar de no convencer a gran parte de la crítica, volvía a dar en el clavo con algunos temas incontestables como "Reptilia" o "The end has no end". Menos suerte, crítica, tuvo "First impressions of Earth", que cerraba la trilogía con un sonido más robusto, perdiendo por el camino la frescura en pos de la (sobre)producción. Tras cinco años de silencio, discos en solitario, rumores, desmentidos y cambios de productor, The Strokes vuelven a escena con "Angles", un disco que será recordado como un trabajo menor en su discografía. O, en el mejor de los casos, como un álbum de transición.

El sorprendente reegae/rock de "Machu Pichu" abre un disco en permanente búsqueda de personalidad, lo que provoca una variedad de estilos que se ve reflejada en canciones que parecen, cada una, firmada por un grupo diferente. El sonido más clásico de los Strokes aparece en los que, a posteriori, se convierten en grandes temas del disco. Por un lado, el estupendo single de presentación, "Under cover of darkness", y por otro, la brillante "Taken for a fool", una de esas canciones con aspiración de himno generacional. "Two kinds of happiness" y "Games" parecen sacadas del, notable, disco en solitario de Julian Casablancas, mientras que "You,re so right" y "Metabolism" ponen el rock más extravagante y grandilocuente, respectivamente, del disco. Más allá de ellas, podemos encontrar la balada de turno, una "Call me back" que solamente falla en su duración, la intrascendente "Gratisfaction" y el elegante punto y final que pone "Life is simple in the moonlight".


En cualquier caso, no debe considerarse "Angles" un mal disco. En absoluto. Tiene actitud y canciones. El problema principal es la firma. Los Strokes se habían ganado la expectación generada, las ansias por escucharlos de nuevo, por volver a sentir las sensaciones que uno tenía cuando sonaba "Last night", "12:51" o "You only live once". Este nuevo disco no lo hace. Desconcierta, despista y, a pesar de ganar bastante con las escuchas, supone el reflejo de una banda que, quizás, se haya vuelto demasiado democrática. Muchas ideas diferentes para pocas canciones. El siguiente paso de The Strokes parece imposible de pronosticar. A pesar de todo, estaremos alerta. Porque, ¿recordáis la primera vez que escuchasteis a los Strokes? Yo si.


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