sábado, 12 de marzo de 2011

"Torrente 4. Lethal Crisis" - Antídoto



Animar y desanimar son dos términos tan cercanos a la psicología como al arte. La capacidad de una canción desgarradora, pasando por un libro antológico o una, simple en su complejidad, buena película, puede ejercer tanto efecto en el ánimo de una persona como cualquier pastilla recomendada por un especialista. De todas los artes, quizás, la más directa para conseguir este tipo de consecuencias sea el cine, ese maravilloso medio a través del cual se cuentan historias cuyo, principal, objetivo fue, es y será, entretener al público. A nivel personal, siempre he creído que era muchísimo más complicado animar a alguien con una comedia, que desanimar con un drama. Mientras que esta última requiere, más o menos, poco esfuerzo para tocar la fibra sensible del espectador, la primera debe ser casi perfecta, hilar perfectamente una serie de gagas que hagan salir del letargo de penas, penitas, penas al individuo que ha pagado para que, sencillamente, le hagan reír. Goyas y críticas aparte, la saga Torrente, ha cumplido, casi todas las veces, con este último objetivo. Y que nadie se lleve a engaño, si en esta cuarta entrega que, apostaría mis manos, reventará la taquilla, no aparecieran Kiko Rivera o Belén Esteban, las salas se seguirían llenando. ¿La razón? Que el señor Santiago Segura sabe lo que quiere el público cuando va a ver una película de Torrente. Y se lo da. Y entretiene. Y divierte. ¿No es eso de lo qué estamos hablando?

Desde que su primera entrega reinventara un nuevo método de hacer comedia española, teniendo siempre presente una serie de referentes claros y evidentes, Segura ha ido depurando la fórmula dotándola de distintos lenguajes, especialmente cinematográficos, para terminar volviendo a su origen. Y es que, si "Torrente 2: Misión en Marbella" asentaba los méritos de su predecesora volviéndola, si cabe, aún más comedia, la tercera parte no cumplía las expectativas generadas y, lo más importante, justificadas. Pero Segura es un tipo listo y dejó pasar unos cuantos años antes de volver a meterse en la piel de un personaje que, guste más o menos, es ya un icono de nuestro cine. Puede que por eso "Torrente 4. Lethal Crisis", funcione del modo en el que lo hace, especialmente, en una primera hora de metraje donde la esencia, los gags y las situaciones nos recuerdan, inevitablemente, al primer Torrente, o lo que es lo mismo, dan el diana con una brillantez que a muchos les parecerá insultante.

Sin embargo, lo que realmente distingue esta entrega del resto de la saga es el rendido homenaje al cine que se esconde tras su característico humor. Las constantes referencias al cine clásico ("Evasión o victoria") se mezcla con la referencia a series de televisión ("Prison Break") y alcanzan su plenitud con lo que bien se podría interpretar como la particularísima versión de "El Guateque" que supone el hilarante prólogo. De este modo se ejemplifica lo que, para algunos, es algo obvio, que el Santiago Segura director ha ido creciendo con la saga, entendiendo los códigos más elementales y entendiendo que, esto, no es nada más, ni nada menos, que cine de entretenimiento en estado puro.

En definitiva, y volviendo al comienzo, para todos aquellos que entendemos el ir al cine como si de, casi, una liturgia se tratase, para los que ver una película no consiste solo en "verla", sino en dejarse llevar, en sufrir, reír, llorar, en definitiva, disfrutar, valoramos, en mayor grado, lo que consigue Santiago Segura: la comunión absoluta entre personaje y un público al cual se ha ganado a base de cine. Y, si me permitís, para los que amamos el cine es un lujo ver una sala abarrotada, expectante, aplaudiendo y riendo al unísono, en los tiempos que corren. Y es que, a veces, la risa general es el mejor antídoto personal para animarse.

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