lunes, 4 de abril de 2011

"Invasión a la tierra" - Por suerte o por desgracia




A estas alturas deberíamos estar más que tranquilos antes la posibilidad de que algún ser del espacio exterior decida atacar nuestro mundo. No importan las armas que traiga, los planes malignos que haya trazado ni la fuerza e inteligencia superior con la que pueda contar. Mientras decida iniciar esa batalla en los Estados Unidos, podemos dormir a pierna suelta sin desperdiciar un segundo de nuestro tiempo en preocuparnos. Los americanos consiguieron acabar con ellos en la entretenida "Independence Day", la hilarante "Mars Attack", la infame "Skyline" o, la brillante, "La guerra de los mundos". En esta ocasión, y para no variar en exceso el mensaje, contexto y situación, los alienígenas han decidido destruir nuestro planeta, en esta ocasión, para robarnos el agua. Menos mal que han optado por situar su puesto de mando en Los Ángeles, donde los valientes marines americanos están preparados para terminar con toda opción de victoria extraterrestre. Lo sé. Suena a película ya hecha, a historia mil veces contada,pero, quizás por eso, poca gente vaya a salir decepcionada tras ver esta "Invasión a la tierra".

Y es que, la película de Jonathan Liebesman ofrece al público todo lo que se le puede pedir a una historia de este tipo. Testosterona, explosiones, tiroteos, épica y mucha, mucha acción. Todo teñido de ese patriotismo tan característico que, en algunos casos, se ha convertido casi en señal de autor, en marca de la casa. Pero, sin duda, lo mejor que se puede decir de "Invasión a la tierra" es que, en cierto modo, se diferencia estéticamente del resto de sus referentes, utilizando un tono, casi, documental, lo que demuestra una sorprendente, por insospechada, influencia de "Black Hawk Derribado" de Ridley Scott, con la que comparte varios puntos en común,especialmente en su apología del compañerismo y valentía de unos personajes que, por desgracia, parecen sacados directamente del "manual de héroe americano". Sirvan como ejemplo las, incalculables, ocasiones en las que, tanto protagonistas como secundarios, gritan a los cuatro vientos eso de que "los marines nunca se rinden". Un subrayado ideológico tan innecesario como comprensible.

"Invasión en la tierra", nefasta traducción del original "Battle: L.A.", es uno de esos productos trepidantes y excesivos de rápido consumo, dirigido con brío y estimable sentido del ritmo, que se disfrutan con tanta velocidad como se olvidan y que suponen un, secreto, placer para todos aquellos admiradores, no del género fantástico, sino del cine bélico más actual, ese que nace con la obra maestra de Spielberg, "Salvar al soldado Ryan" y que, desde entonces, se ha instalado en el mainstream cinematográfico más reconocible. Una nueva película de extraterrestres malignos con ganas de conquistar nuestro planeta que sirve para dos cosas. Por un lado, para demostrar que el cine americano sabe, mejor que ningún otro, como contar la misma historia una y otra vez sin que, por el camino de la reiteración, se pierda ni un ápice de entretenimiento, y, por otro, que debemos estar tranquilos. Ya sabéis, "los marines nunca se rinden" y, en el cine, menos. Por suerte o por desgracia.

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