domingo, 28 de noviembre de 2010

Skyline - El que advierte, no es traidor




Miro la hoja en blanco. La hoja en blanco me mira a mí. ¿Cómo empiezo esta crítica? ¿Qué puedo decir de “Skyline”? Después de mucho tiempo, recurro a la idea más evidente, pero, bajo mi punto de vista, acertada: no vayáis a verla. No gastéis ni dinero ni tiempo en semejante engendro. A uno, que ama el cine de manera desproporcionada, y que lo entiende como constante fuente de emociones y magia, como una huida a otros mundos, mejores o peores que este, pero diferentes, al fin y al cabo,o, incluso, como un mero entretenimiento de, por desgracia, cada vez menos masas, le duele personalmente presenciar un espectáculo tan deficiente como el que nos ofrecen los hermanos Colin y Greg Straus. Y el estropicio no debería sorprender tanto, ya que nos encontramos ante unos señores que cuentan en su filmografía con un solo título: “Alien Vs. Predator 2”. Con ese curriculum, lo último que se podía esperar era una buena película. Pero es que, una cosa es el cine y otra, muy diferente, es “Skyline”.

Supongo que, una de las labores de la crítica, es intentar ser, en cierto modo, constructiva, encontrar algunos puntos favorables para que la balanza no quede demasiado a favor del lado que se supone pésimo. “Skyline” tiene algo bueno, unos, aproximadamente, quince minutos de entretenimiento, dentro del sopor general, que nos dejan un pequeño resquicio de lo que podría haber sido esto, osease, una película. Y es que, todo en esta invasión llevada a cabo por unos extraterrestres que utilizan aspiradoras gigantes para sembrar el caos, es una mezcla infumable que, por no tener, no tiene ni respeto hacia sus referentes más cercanos, llegando a plagiar escenas de, entre otras, “Independence Day” o, de manera más evidente si cabe, “La guerra de los mundos”. En cuanto a los personajes, poco que decir, marionetas que basan sus acciones en gritar, correr, saltar y decir algunos de los diálogos más ridículos que se han escuchado en una sala en años.


Sin embargo, si hay que felicitar a alguien es, sin duda, a los responsables de un trailer que se encarga de resumir, en dos minutos, todo lo que podemos encontrar en la película, es decir, unos notables efectos especiales, que incluso terminan pareciendo acartonados y risibles. Por si nos faltaba algo después de hora y media de sufrimiento, los creadores de esta tomadura de pelo se sacan de la manga un epílogo que no hace más que subrayar lo que se intuía al comienzo de “Skyline” y se certifica en su desarrollo. Que parece una película interpretada, escrita y dirigida, por niños de 3 años. Eso si, digo esto con todo mi respeto. Hacia los niños de tres años, claro. Quien advierte, no es traidor.


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