sábado, 13 de febrero de 2010

500 días juntos - Lugares comúnes



Recuerdo cuando me dejó la última chica con la que estuve. Era final de mayo y se anticipaba una tormenta de verano llena de recuerdos, noches en vela, paseos y poesías. Recuerdo que todas las películas parecían tristes, y sino lo eran, mi subconsciente las convertía en drama. Las canciones estaban llenas de melancolía y mi calendario hacia cada día un set list donde sonaban esos temas que escuchábamos juntos, que parecían escritos para nosotros, que firmaron el comienzo y final de nuestra historia. Costó salir de aquello y, con el tiempo, nos reencontramos, yo con el corazón helado, con las leyes e ideales románticos por los suelos, ella con una sonrisa de oreja a oreja, comprometida de nuevo, como debe ser con las chicas que no riman con soledad. Y hablamos, y descubrí que el tiempo nos había hecho cambiar los papeles. Ella era ahora la soñadora, yo el despertador de sueños, ella era la poesía, yo la prosa descafeinada. Nos habíamos enseñado a sobrevivir, ella con la alegría y yo con su tristeza, sí, pero a sobrevivir de todos modos.

"500 días juntos", cuenta mi historia, cuanta la tuya, cuenta la de tu vecino, la de tus padres, abuelos, hermanos...cuenta una historia de amor como son las historias de amor, con prólogos dubitativos que pasan a ser pasionales, desarrollo positivo, con sus detalles buenos y malos, finales dónde solamente sobrevive una de las partes, terremotos emocionales posteriores y un epílogo que demuestra que de todo se saca algo, además de un buen puñado de recuerdos.

Todo, absolutamente todo, es encantador, sincero, sencillo, inteligente, cercano, cotidiano y genial en esta joya que marca el camino que toda comedia romántica nunca ha seguido, y que seguramente, no seguirá. "500 días juntos" es la realidad frente a la expectativa, como muestra una de las, muchas, escenas inolvidables del film. La pareja del film, una cautivadora Zooey Deschanel y un descomunal Joseph Gordon-Levitt, están más allá del elogio en sus papeles de espejo de lo que todos hemos sido, y sentido, alguna vez.

Uno termina de ver esta película y no puede sentir más que alegría en su interior, la sensación de que no está solo en esto, que todos hemos pasado por algo así alguna vez, que la gente llora esperando una llamada de teléfono, que se puede ser fan de Ringo Starr, que nos asustamos cuando volvemos a ver a quien, por otra parte, nos morímos de ganas de encontrarnos a la vuelta de cada esquina...todos hemos estado enamorados, y a todos nos han roto el corazón. Y en el fondo, todos volvemos a empezar de nuevo, sin llegar a cerrar nunca la historia anterior, dejando los puntos suspensivos. El pasado sirve para coger fuerzas para enfrentarse al presente. "500 días juntos" nos lleva a los lugares comúnes donde todos hemos amado, sufrido, recordado y olvidado. Y volveremos a ellos, en eso consiste esto del amor. Pero, siempre, tendremos la historia de Tom y Summer para recordar que, después del verano, siempre llega el otoño y que esos lugares, en compañía, son la base para seguir. Películas así son las que ayudan a hacerlo. Que disfrutéis de su historia, como lo hicísteis con la vuestra. La mía. La de todos.

Nota: 10

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